jueves, 14 de abril de 2016

Más sobre la lluvia ácida

La lluvia ácida puede convertirse en un nuevo azote de la humanidad. Algunas medidas tomadas en las grandes urbes contra la contaminación han agravado incluso este nuevo fenómeno, que tiene efectos devastadores sobre la naturaleza.

Como consecuencia de este nuevo tipo de lluvia, la quinta parte de los 100 000 lagos que existen en Suecia se ha quedado sin peces, y otro tanto esta sucediendo en Noruega. 

Edificios que pertenecen al patrimonio cultural de la humanidad, desde las cariátides de la Acrópolis hasta los templos de Karnak, Egipto, se están deteriorando por la corrosión.

Razones para preocuparse

Aun los investigadores mas convencidos reconocen que todavía hay mas preguntas que respuestas. En realidad, toda la lluvia es ácida en cierta medida, y esa acidez es benéfica para el suelo. Pero  se considera ácida, y por tanto peligrosa, toda aquella cuyo grado de acidez (pH) sea inferior al de la lluvia normal, cuya acidez es de 5.6.

El termino lluvia ácida, utilizado universalmente para describir un fenómeno que puede tomar también la forma de nieve, granizo o aun polvo, fue usado por primera vez por el químico Robert Angus Smith en 1872.

El estudio de Smith quedó prácticamente olvidado durante muchos años. Hasta que, en 1967, un especialista en suelos, el sueco Svante Odén, descubrió un importante aumento en la acidez de las lluvias de ciertas zonas. La Agencia Norteamericana de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en ingles) hizo obligatorio en 1970 el aumento de la altura de las chimeneas industriales.

Azufre y nitrógeno 

Los dos agentes químicos que están en la raíz de la lluvia ácida son el anhidro sulfuroso y los óxidos de nitrógeno, ambos emitidos por las plantas generadoras de electricidad a base de carbón, las calderas industriales y los hornos de función.





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